sábado, 17 de septiembre de 2011

Decisiones por el Bien Común - 3º Capítulo




3. CONFESIONES A ESCONDIDAS 

Después de una comida generosa y un postre tan delicioso que a Momo la tuvieron que reñir porque quería acabarse el pastel ella sola, el equipo de seguridad las invitó al cine. Las dejaron entrar solas pero ellos se quedaron en la salida esperándolas.
Se lo pasaron en grande, más por los comentarios graciosos de Chinami y Momo que por la película. Lo siguiente que hicieron fue prepararse y bañarse en las aguas idílicas de Honolulú, cumpliendo así parte del deseo de Momo. 

Cuando se aburrieron de tantos juegos acuáticos, Yurina les recordó su plan ideal. Convencieron a los responsables de su seguridad y las acompañaron hasta el parque temático. Evidentemente Momo no montó en la montaña rusa, con miedo se quedó viendo a sus amigas cómo desafiaban al terror. Pero no sólo se limitaron a esa atracción, probaron la noria –donde Risako siempre se mareaba, esta vez igual para no variar –, los coches de choque –la atracción preferida de Chinami, que siempre chocaba con Miya –y cómo no, el tiovivo que tanto disfrutaba la infantil Momoko.
De paso, con más ganas que fuerzas, hicieron algunas compras en el centro comercial más próximo.
Tanto ajetreo que no les dejó tiempo ni para respirar…Uno de los tipos que les seguía todo el rato les recomendó un elegante restaurante japonés. Allí que llenaron su estómago con comida nipona muy bien condimentada. 

-Yurina: Para ser el primer día nos los hemos pasado sugoi, ne? 
-Chinami: Yeaaaah!
-Miya: ¡Yo quiero más diversión!
Las demás -salvo Saki que aunque había apartado momentáneamente su quebradero de cabeza ahora lo recordó con más pesadez- afirmaron casi chillando.
-Señor de personal de Hello! Project: Justo hoy y durante la noche hay fiesta en todas las plazas de la ciudad, si queréis podéis ir.
-Risako: Yaaai!!
-Miya: ¡Vamos por supuesto!
-Yurina: Enjoy!
-Momo: Hai, hai!
-Chinami: ¡Bieeen!
Saki, por la razón que se guardaba en sus adentros no dijo nada y Maasa tampoco habló -según parecía no le apetecía ir-.
-Yurina: Maasa, ¿no dices nada?
-Maasa: Kuruko-san, arigato por la invitación pero preferiría irme a dormir –se disculpó con un bostezo al final de la oración.
-Saki: Gomen nasai, pero tampoco os acompañaré –dijo con una formal reverencia sincera- Ha sido un bonito día pero si no repongo energías, mañana no seré yo…Minna, arigato gozaimasu!
-Miya: Saki… -balbuceó desanimada, si su mejor amiga no iba ya no sería lo mismo.
-Señor de personal de Hello! Project: Entonces os dejaremos en el hotel y en una hora os recogemos, okey?
-Todas, menos las que no iban, contestaron: Haiii!
El individuo pagó la cuenta. En la calle les esperaban dos coches que conducían otros señores de la empresa. 

Las dejaron en el hotel para que se arreglaran con sus mejores galas.
-Miya: ¿De verdad que no quieres venir? –le preguntó a Saki mientras ponía toda su atención en perfilar sus pestañas. 
-Saki: Iie –negó manteniendo su actitud serena.
-Risako: Ey, ey! ¿Cómo me queda? ¿Es apropiado? –les preguntó Risako, después de salir del baño al cabo de los veinte minutos con un atuendo demasiado sexy.
-Miya: Uhm…Sensual, va con tu personalidad –contestó conteniéndose la risa.
-Risako: ¿¡Cómo que va con mi personalidad!? ¿Qué has querido decir con eso? ¿Eh, eh, eh? –le interrogó con el dedo acusador.
-Saki –se vio obligada a mediar- No discutáis por esa bobada, sólo quiso decir que va con tu estilo. Tú eres sexy y esa ropa te va como anillo al dedo, ¿entiendes?
-Risako: ¡Ah, bueno!
-Miya: Rii siempre tan mal pensada…Jajaja…
-Risako: Grrr… -gruñó por el comentario.
-Miya: Terminé de maquillarme, ¿qué tal estoy?
-Saki: Perfecta, como siempre –contestó honestamente.
-Miya: Arigato tomodachi!
-Risako: Ya sabemos que eres la presumida del grupo, tampoco hace falta que lo preguntes…Jajaja… -bromeó para picarla.
-Miya: ¡Ey Risako, no te burles! –se enfrentó siguiéndole la broma.
-Saki: Si no os dais prisa se irán sin vosotras…
-Risako: Nyaaa… ¡Vámonos!
-Miya: Saki-chan, Konban wa!
-Risako: Sayonara!
Con mucha prisa y deseosas de nadar en diversión, Risako y Miyabi escaparon del cuarto.
El teléfono de Saki estalló con el sonido de Maji Bomber!
-Saki: Moshi, moshi!
La llamada desconcertó a la pobre Captain.
-Saki: ¿¡Cómo!? ¡No puedo ahora!
La persona que le hablaba parecía ser demasiado persistente y puso en un aprieto a la joven.
-Saki: Nadie lo sabe y si lo hago me meteré en un enorme lío del que no sabré salir…
Su emisario la presionó y ella se sintió muy incómoda.
-Saki: Okey! En una hora nos vemos –aceptó de mala gana- Hai, conozco ese sitio. Bye, bye!
Colgó y apagó el móvil.
Sin otro remedio que confiar en Maasa, salió del dormitorio y tocó a la puerta del cuarto de su compañera.
-Maasa: ¡Adelante!
Saki entró. Se sentó en la orilla de la cama, al lado de Maasa.
-Maasa: Creí que ya estabas durmiendo…
-Saki: Eso pretendía pero…
-Maasa: ¿Pero?
-Saki: Tengo que confiarte un secreto pero prométeme que no se lo contarás a nadie, ni siquiera a Kumai-chan, Okey?
-Maasa –alarmada por las palabras de Captain, se tomó sus cinco segundos de reflexión y aceptó preocupada- Okey, cuéntamelo.
Los nervios se apoderaban de Saki y el temor a que Maasa no lo comprendiera la frenaba cada vez que se iba a arrancar. Tras grandes esfuerzos le confesó lo que, desde hacía un mes escondía en su ser.
-Maasa –alucinando, de piedra y helada por dentro, exclamó: Honto desu ka? (¿De verdad?)
-Saki: Uhm, es verdad.
-Maasa: Eh…no sé qué decir…Creo que es…muy…demasiado precipitado –opinó en base a lo que le había contado.
-Saki: Lo sé pero es mi sueño y no puedo dejarlo pasar –se justificó muy a su pesar.
-Maasa: Entiendo, y eres muy madura por tomar esa decisión.
-Saki: Un favor, ¿puedes cubrirme esta noche, kudasai? Tengo que salir y no sé cuándo volveré, espero que antes de que regresen las demás.
-Maasa: ¡Claro que sí! Ve tranquila, Captain.
-Saki: Arigato gozaimasu, Maasa.
Se despidieron con la típica educación refinada de las reverencias. Saki se vistió lo más camuflada que pudo –con ropa oscura, sombrero y grandes gafas- para que nadie sospechara de ella. A hurtadillas, cuidando de que ninguna persona de la limpieza o del servicio del hotel la localizara, escapó del edificio.
Tomó un taxi y bajó en una parada de autobús desierta. Caminó unos metros y se encontró con un chico.
-Chico desconocido: Shimizu-san, estás preciosa aún de negro –le halagó el sujeto.
-Saki: Arigato, ¿qué quieres, Yutomo-kun? ¿Cómo sabías que estaría aquí?
-Yutomo: Te sigo allá donde vayas, jajaja…
-Saki: ¡Hablo en serio! –se molestó- Estoy jugándome mi imagen pública y un escándalo, ¿lo sabías?
-Yutomo: Lo sé y tengo un plan para eso.
-Saki: ¿Cuál?
-Yutomo: Para acelerar tu graduación tienes que decirle a tu jefe que estás embarazada –se le ocurrió decirle como si fuera una tontería.
-Saki: Nani? ¡Estás loco! –se negó sonrojada.
-Yutomo: Iie, estoy enamorado –le corrigió- Es la única manera de librarte de la agencia y pasear libremente conmigo sin tener que esconderte.
-Saki: ¿Por qué tanta prisa? ¡Realmente quiero a Berryz Koubou! –le confesó.
-Yutomo: Porque el amor se acaba, Shimizu-san –le contó animándole a obedecerle- Ya has cumplido tu sueño de ser idol y como es incompatible con el amor, tienes que escoger: ¿continuar soñando o vivir la realidad?
Saki agachó la cabeza y una lágrima mojó su cara.
-Yutomo: Cuando vuelvas a Tokio tienes que decirlo –le dio un ultimátum- Ya te avisaré, okey? Si no lo haces, perderás el amor de tu vida.
Impotente por la situación e indecisa no se atrevió a replicarle. Sus ojos se empaparon de lágrimas amargas.
-Yutomo: Mata ne! –se despidió huyendo como criminal.
Volvió al alojamiento. Por suerte no habían vuelto los demás miembros. Avisó a Maasa de su llegada mediante un mensaje de texto y se acostó sin esperar a sus amigas.

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