jueves, 24 de noviembre de 2011

Decisiones por el bien común [Capítulo 6]


6. TACITURNAS DESPEDIDAS

El concierto de despedida –muy en contra de los fans y de sus compañeras del grupo- se dio por la noche en un gran estadio de Tokio. Los wotas se apelmazaron lo más cerca posible y corearon las canciones con más energía que nunca, expresando su desacuerdo cuando la música bajaba de volumen.
En lugar de doce canciones previstas se amplió el repertorio a quince, más tres MC donde las chicas animaban a todos a cumplir sus sueños y luchar por ellos. Su rol de líder no se hundió en ningún momento, supo escudar las lágrimas con el simple hecho de observar los rostros de sus leales fans. Tal vez en las primeras canciones flojeó un poco su voz pero sus amigas –el resto de Berryz Koubou- la ayudaron a seguir.
Cuando tuvo que cantar Watarasebashi las lágrimas fueron más fuertes que su mente y dejó que se entremezclaran con el sudor de su cara. Estaba sola en el escenario frente a más de cinco mil personas que la seguían desde el principio hasta el final del horizonte con palitos de luz y pancartas con su nombre, y ella estaba haciendo su mejor esfuerzo.
La canción final, indiscutiblemente, fue Bye, bye mata ne. Quedaban unos pocos minutos para decir adiós y Saki no se resistió a mostrar su pesadumbre…Todas –incluida la dura de Miya- lloraban sin parar tratando de seguir el ritmo de la emotiva canción.
Al finalizar, se bajó el telón y apareció Captain sola en el escenario.
-Saki: Minna, domo arigato gozaimasu! –les agradeció a todos los que la habían seguido y apoyado en estos siete maravillosos años.
Exteriorizó su afecto y respeto con una reverencia formal. Seguidamente fueron pisando el escenario las demás, y Momo –que según las reglas pasaría a ser la líder- le entregó un gran ramo de flores de variados colores. Juntas se fundieron en un doloroso abrazo de despedida amarga.
-Momo –dirigiéndose a los asistentes, gritó eufórica: Minna! Saiko Berryz Koubou!
-Las demás y el público: Berryz Koubou forever!
Una oleada de aplausos arropó a la graduada y admirada Saki Shimizu. Los cortinajes cayeron sobre el escenario concluyendo la ceremonia.
Detrás del escenario, mientras recorría un largo pasillo hasta su camerino fue despidiéndose de pasada de algunos empleados de Hello! Project que se encontraba por el camino. Tras ella, llorando con más pena que gloria, le seguían Momo, Yurina, Maasa, Chinami, Risako y Miya la última, medio escondiéndose la cara con sus manos palpitantes.
Cada cual entró en su camerino reservado, que casi no dejaron sola a Saki para que se cambiara de ropa. Miya se las ingenió burlando a la pareja de guardias para colarse en el cuarto de su amiguísima, Saki.
-Miya: ¡Saki!
Dejó de desabrocharse los zapatos y corrió a abrazarse a Miyabi.
-Saki: Miya…Gomen ne!
Saki le secaba las lágrimas con las yemas de sus dedos, aunque Miya no dejaba de sollozar sin articular palabra alguna…
-Miya: Nyaaa, Saki! –exclamó en desacuerdo -¡No puede ser posible!
-Saki: Miya, esto no es una despedida para siempre –le prometió aún disconforme con su cerebro- Seguiremos siendo amigas, te llamaré, te enviaré cartas, comentaré en tu blog…
-Miya –restregándose los ojos le interrumpió: No es cierto, desde que Maiha se marchó no supimos más de ella…
-Saki: Maiha no estuvo tanto como yo y no era tan amiga como lo somos tú y yo –matizó aferrándose a la mano de Miya.
-Miya: Hai, es verdad –afirmó volviendo otra vez a lo mismo- ¡No te vayas, Captain! ¡Berryz Koubou no será lo mismo!
-Saki: Escúchame Miya, me marcho por salud y quién sabe si en el futuro, cuando tú te gradúes y las demás también lo hagan, podamos formar un nuevo grupo fuera de Hello! Project –pretendió consolarla con esperanzas muy improbables.
-Miya: ¿De verdad piensas eso? –preguntó más tranquila, con la voz estable.
-Saki: ¡Claro! Esto no es el fin de Berryz Koubou ni el punto y final de nuestra amistad –le aseguró- Cuando vuelva de mi viaje por el extranjero, os visitaré y quedaremos cuando no tengáis trabajo, okey?
-Miya –confiada, exclamó: Haiii!
Se abrazaron de nuevo.
-Saki: Tengo que irme. Déjame cambiarme, ne?
Otra vez con lágrimas desprendiéndose de sus ojos, Miyabi asintió.
Todo el grupo, las seis que seguían al pie del cañón, esperó a Saki en la puerta de salida para despedirla en condiciones.
-Berryz Koubou –le dijeron luciendo sus mejores sonrisas, tapando su pesar: Captain, ganbatte!
Extendieron sus brazos, juntaron sus manos –incluyéndose la de Saki- las alzaron al aire y gritaron con ímpetu: ¡Berryz Koubou, saiko!
No había forma de dejarla marchar e intentaron retenerla con palabras bonitas y un lote de abrazos varios. Tsunku, que apareció con una maleta de objetos personales de Saki, dispersó al corrillo de persistentes chicas.
-Tsunku: Shimizu-san, ganbatte!
-Saki: Minna, arigato gozaimasu! –les agradeció guardándose en su corazón esas últimas sonrisas que no eran más que espejismos del dolor afilado de sus almas.
Cruzó la puerta trasera acompañada de dos guardaespaldas propios de la empresa y sus compañeras lloraron la gran pérdida para el grupo, incluso más que cuando se fue Maiha…

Afuera, en la oscuridad de la noche, la esperaba un coche negro con los cristales tintados. Le hizo señales con las luces y Saki supo que era el automóvil que la llevaría a…no se sabía, por ahora.

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